«El Samaritano, una fundacion dirigida por el Partor Orlando Burgos, lleva 24 años brindando asistencia y apoyo social en su comunidad».
En el corazón del barrio San Nicolás, a pleno sol del mediodía, se ve a un grupo de samaritanos extendiendo sus manos a los habitantes de calles, desplazados, personas de escasos recursos y extranjeros que frecuentan el lugar, fin de llenarles con alimentos y un mensaje de fe.
Detrás de la iniciativa está el pastor Orlando burgos, un líder que busca llegar con un plato de comida y la palabra de Dios a los más necesitados.
“El trabajo social lo realizamos a través de la Fundación El Samaritano y llevamos más de 24 años haciéndolo” dice el creyente.
De acuerdo con Burgos, las bases las puso el Pastor Gilberto Vélez, un líder social en cárceles, comunidades indígenas y en nuestra ciudad un líder excepcional, quien falleció en el 2021, dejando un enorme legado que a su parecer debe continuar. “Entregamos más de 150 platos diarios y dentro de este trabajo hay algo peculiar, aparte de nosotros alimentar, estamos desarrollando pedagogía en el cuidado del medio ambiente, incluso nuestras cajas son biodegradables a base de caña entonces los beneficiarios incursionan en el cuidado de la tierra”
Según el feligrés, al ser un proyecto que lleva muchos años, usaban empaques de icopor, sin embargo, veían el inminente impacto en materia de basuras, por lo que fueron desplazándose hacia un ejercicio con la naturaleza.
“La intención es buscar que otros sean apoyo de este proceso, fruvers, negocios, empresarios pues es un esfuerzo con recursos propios y la idea es estar en el mismo sentir, es decir, llagar a los corazones, ayudar al prójimo y de paso, darle una mano al planeta”, dijo el pastor Orlando.
El comedor “El Samaritano” opera los días lunes, martes, miércoles y viernes desde las 12 PM en la Calle 19 5-52, parque San Nicolás.
Por otra parte, detallan desde la fundación El Samaritano, que la proyección es que los beneficiarios puedan ser transformados, reinsertados a la sociedad como hombres y mujeres de bien, y que a través de un alimento físico, que en muchas ocasiones es lo único que comen, puedan ir a dormir con la barriga llena, pero, sobre todo, con un mensaje de esperanza.
Según el pastor, “esto comenzó por allá en el ´97, con nuestro pastor Gilberto y su familia; se diversifico con empresas y particulares. Además, no queremos impactar el medioambiente de manera negativa, porque hemos realizado una inversión para implementar las cajas y que asi nuestros beneficiarios aprendan a cuidar su parque, su centro y su vida misma”
Las cajas en las que se reparten las comidas son biodegradables hechas a base de caña