La ciudad de Rosario, Argentina, se encuentra sumida en un clima de vulnerabilidad e inseguridad ante la amenaza de que las bandas de narcotraficantes maten indiscriminadamente a civiles. Aunque los líderes de la mayoría de las bandas están encarcelados, siguen dando órdenes a quienes están fuera de sus celdas y controlando sus acciones como si aún estuvieran en libertad.
Solo en el último mes, tres taxistas de esta ciudad fueron asesinados por sicarios. Luego, un conductor de trolebús y, días después, un empleado de gasolinera de 25 años.
El ciudadano común sabe que una bala puede alcanzar a cualquiera. No hay seguridad en las calles. No hay garantías para la protección de la sociedad civil.
Esta historia lleva mucho tiempo ocurriendo, según el pastor José Luis Urso, coordinador del Consejo de Pastores de Rosario. Urso se desempeña como portavoz local para los medios de comunicación y explica cómo la iglesia evangélica está brindando ayuda ante la ausencia del estado.
Pero eso no es suficiente, dice. Rosario se ha visto paralizada por el miedo ante esta nueva ola de violencia. Las demandas y protestas ciudadanas no han logrado romper el terror que el crimen organizado ha implantado en las últimas semanas. En cambio, los grupos de narcotraficantes se han unido para lanzar amenazas a los habitantes de la ciudad e intentarán cumplirlas.
En medio de la situación, la Asociación de Psicoanálisis de Rosario (APR) emitió un comunicado titulado “Manifiesto frente al Terror” para expresar su posición contra el “terrorismo cobarde”.
En los últimos días, la ciudad de Rosario y sus habitantes han sido víctimas de actos terroristas que demuestran un total desprecio por la vida y una clara intención de crear un estado de horror y estupor en la población, convirtiendo al ciudadano común en un mero objeto para grabar mensajes a sangre y fuego para terceros, señala el texto publicado por la APR.
Lisandro Leoni, periodista local, declaró a medios nacionales que «las bandas de narcotraficantes actúan con la complicidad de la policía». Añadió: «Llevamos 20 años analizando este fenómeno, buscando diferentes voces para intentar encontrar una solución, pero no la encontramos. La dirigencia política nunca está a la altura. Todas las bandas criminales de la ciudad de Rosario son una mezcla de civiles y policías. Si no hay policías en las bandas, hay complicidad policial o represalias económicas; todo tiene un precio: se compran. Hoy podemos decir que la mayoría de los líderes de las principales bandas de narcotraficantes de Rosario están tras las rejas, pero siguen operando».
El pastor Urso declaró a Christian Daily International que la ciudad «actualmente sufre los ataques del narcoterrorismo, donde el enemigo parece ‘invisible’ y ataca a cualquiera sin previo aviso». Añadió que «esto es producto, entre otras cosas, de la desintegración familiar, las malas políticas sociales y, sobre todo, la corrupción del gobierno que precedió al actual y que prometió restaurar el orden social. Estas nuevas políticas provocan la reacción de las pandillas, que, al no poder mantener el poder que tenían, comenzaron a actuar contra la población, incluso contra quienes no tienen ninguna conexión con estas mafias».
Al hablar sobre la influencia de la iglesia evangélica, explicó: «Lo más novedoso es que comenzamos a participar como Consejo de Pastores en todos los esfuerzos de los grupos que buscan la paz en la ciudad, como el Consejo Económico y Social, la Mesa de Diálogo Interreligioso, la Multisectorial para la Paz, entre otros. Allí, tenemos la oportunidad de aportar nuestra experiencia y ser parte de la creación de planes para la prevención de la violencia en todas sus formas, las adicciones y otros problemas. Siempre nos invitan a participar en estos espacios, una oportunidad que nunca desperdiciamos y que nos permite llegar con el Evangelio a lugares impensables en otros tiempos».
Reunión del gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, con el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y referentes de la sociedad civil
Reunión del gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, con el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y líderes de la sociedad civil. ACIERA
Hace unos 38 años, la Iglesia del Rosario estableció una confraternidad entre todas las denominaciones evangélicas, fortalecida con la formación del Consejo de Pastores, que fue creado para unir esfuerzos en la evangelización, la cooperación y el alcance de la Iglesia en la ciudad.
El coordinador del Consejo de Pastores señaló que “en cada ciudad, la Iglesia es como un termómetro social significativo, pues está presente en todo el territorio y su contacto con la gente le permite ver las realidades que van surgiendo en los distintos momentos, muchas veces antes que el propio Estado”.
Urso asistió a una reunión con el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y el gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro. El encuentro tuvo como objetivo brindar información detallada sobre las últimas medidas de seguridad acordadas entre los tres niveles del Estado para enfrentar los recientes actos de violencia que ha sufrido la ciudad, que hoy se encuentra completamente paralizada, al igual que durante las primeras semanas de la pandemia de COVID-19. «¡No hay un alma en la calle!», declaró un vendedor de revistas a Christian Daily International.
El 15 de marzo, el Consejo de Pastores de Rosario convocó a una oración conjunta. Originalmente, se había planeado en el Monumento a la Bandera Nacional, pero finalmente tuvo que trasladarse al Centro de Convenciones de la Iglesia Evangélica Misionera Argentina debido a las condiciones climáticas.
Los pastores se reunieron para orar por temas específicos, como la ciudad en general, las personas que sufren adicciones, las familias, las autoridades gubernamentales y la delicada situación que atraviesa la ciudad. Estuvieron presentes autoridades gubernamentales como la vicegobernadora provincial, Gisela Scaglia, y los diputados provinciales, Carlos Bermúdez y Walter Ghione. También asistieron el presidente de la Alianza Cristiana Evangélica de la República Argentina (ACIERA), el pastor Christian Hooft, y su director ejecutivo, el pastor Jorge Gómez.
Por Lizzie Sotola