En un emotivo evento que reunió a líderes religiosos, diputados y ciudadanos de todo el país, la Asamblea Legislativa de Costa Rica celebró el Día Nacional de la Biblia, tal como lo establece la Ley 8030 del 29 de septiembre del 2000.
Este día, que se conmemora el primer sábado de septiembre, fue una oportunidad para reflexionar sobre el impacto de las Sagradas Escrituras en la vida y cultura costarricense.
Durante la jornada, se destacó el valor de la Biblia en la sociedad, siendo un pilar moral y espiritual que promueve principios que fortalecen la convivencia y el bienestar social.
El pastor Ronald Vargas, presidente de la Alianza Evangélica Costarricense, destacó el rol de la Iglesia en eventos cívicos y religiosos. Afirmó la necesidad de involucrar a los jóvenes en la política, para que puedan defender los valores cristianos en la toma de decisiones del país. «Hoy como Iglesia tenemos que preparar hombres y mujeres jóvenes para que, desde una curul, puedan defender nuestros principios y valores», expresó.
Un ejemplo de este enfoque es el diputado Fabricio Alvarado, del partido Nueva República, quien también tomó la palabra en el evento, subrayando la importancia de la Palabra de Dios en todos los aspectos de la vida. Alvarado afirmó: «Necesitamos la sabiduría que nos muestra la Palabra de Dios en todas sus líneas, que nos aconseja para ser mejores en la familia, en el trabajo y en la sociedad.»
La celebración también incluyó presentaciones de niños de diferentes asociaciones, resaltando la importancia de transmitir los valores bíblicos a las nuevas generaciones. «¿Y qué mejor manera de heredar un mejor país a las nuevas generaciones que hablándoles de la Biblia?», concluyó Alvarado.
El evento contó con la participación del Padre Sergio, de la Asociación Obras del Espíritu Santo, quien subrayó el valor de la Biblia en la vida de millones de personas, calificándola como «un manual de experiencia de vida y de vida en abundancia». En su intervención, citó el Salmo 119:105: «Lámpara es a mis pies tu palabra y luz en mi camino», y elevó una oración por la unidad y bienestar del país, dando un ejemplo de la unidad interreligiosa que marcó la celebración.Este evento no solo fue un recordatorio de la influencia duradera de la Biblia en Costa Rica, sino también un llamado a seguir promoviendo sus enseñanzas como una guía para la vida diaria y el desarrollo de una sociedad justa y compasiva.
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