«En un escenario de profunda inseguridad y dolor, miles de cristianos en el estado de Chiapas, México, alzaron sus voces en un llamado de fe y esperanza. Ante la violencia que azota la frontera sur«
«Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará.» – Mateo 18:19
El Consejo de Iglesias Evangélicas de Chiapas convocó a una jornada de oración para pedir por la paz y la protección de sus comunidades. Esta región, afectada por el narcotráfico y las disputas entre grupos criminales, se ha convertido en un lugar de constante peligro, dejando a muchas familias atrapadas en el miedo y la incertidumbre.
Desde iglesias hasta hogares, más de 122,000 personas participaron en esta movilización espiritual en cada rincón de Chiapas. Vestidos de blanco, miles se reunieron en Tapachula, donde el pastor Darinel Ramírez Chávez de la Iglesia de Jesús en el Camino expresó el sentir de la comunidad: “Nos unimos como un solo cuerpo, en amor y en clamor, porque sabemos que Dios nos escucha y no nos abandona. Queremos que nuestras familias y nuestros niños vivan en paz.” La multitud, con rostros marcados por la preocupación y el cansancio, caminó en silencio, reflejando su fe en que sus oraciones llegarán al cielo.
En municipios como Frontera Comalapa y Motozintla, las comunidades buscan refugio en la fe ante el colapso de la seguridad pública. Pastores como Juan Mazariegos, de la Iglesia Cristiana Monte de Sión, señalaron la desesperanza que se extiende entre los jóvenes, atrapados en un ciclo de violencia y adicciones. «Nos preocupa cómo nuestra juventud se pierde en este ambiente de peligro y falta de oportunidades», dijo Mazariegos, conmovido por la situación de los más vulnerables.
Los líderes cristianos instaron a los nuevos gobernantes locales a trabajar juntos para reconstruir la paz en la región y recordaron el rol de la iglesia en brindar apoyo a quienes más lo necesitan. Aunque muchos enfrentan amenazas constantes por su liderazgo, su llamado es a mantenerse firmes en la oración, convencidos de que el poder de la unidad y la fe puede traer la paz que tanto anhelan. «Seguiremos orando, porque la oscuridad no puede vencer la luz. Dios es nuestra fortaleza, y en Él confiamos”, concluyó el pastor Ramírez.
En medio de la incertidumbre, los cristianos de Chiapas se sostienen en la promesa de que Dios escucha su clamor, con la esperanza de que sus oraciones en comunidad fortalezcan su espíritu y traigan un amanecer de paz a su tierra.
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